lunes, 4 de junio de 2012

Hablar en Público: El ritmo (II).

“La escritura no es sino ritmo.”
         VirginiaWoolf (novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista y escritora de cuentos británica, 1882-1941).

“El ritmo es lo que hace a la poesía persuasiva y no informativa.”
         José Hierro (poeta español, perteneciente a la primera generación de la postguerra, 1922-2002).


En mi primera entrada en el blog hablando del ritmo, en Abril, introducía una seria de pautas gramaticales para darle al discurso un ritmo mas lento o más rápido, pero independientemente de los recursos estilísticos que empleemos, la realidad es que el ritmo de nuestro discurso será el que le demos nosotros.

Todas las obras tienen ritmo propio, bien sea obras escritas, musicales, teatrales, etc.  Cuentan historias que poseen un ritmo determinado, pero quien cuente esas historias va a tener la facultad de imprimirle otro ritmo.  En nuestro caso el factor fundamental será nuestro público, según queramos conmoverle más o menos, y en función de su capacidad de recepción, de su entrega a lo que le estemos contando.

Como es un poco complicado, hoy os traigo dos ejemplos musicales.  Ambas obras cuentan con un ritmo diferente, pero las dos nos cuentan historias extraordinarias que nos conmueven y con dos finales en cuanto al ritmo totalmente diferentes.

Vide cor Meum (del latín, Mira mi corazón).-  Es un aria breve compuesta por el músico irlandés Patrick Cassidy, producida por su autor junto con Hans Zimmer.  La composición apareció por primera vez en la película “Hannibal” en 2001 de Ridley Scott, y este mismo director la vuelve a utilizar en “El reino de los cielos” en 2005.  Aunque no es la banda original de la película “Ciudad de los Ángeles” de 1998, os la acompaño al inicio de la entrada del blog, como ejemplo de sintonia entre la historia y su ritmo.

Esta canción se basa en parte del capítulo III de la Vita Nuova de Dante Alighieri.  Dante se enamoró de su musa, Beatriz, a los nueve años.  Nueve años mas tarde se reencuentra con ella y resurge el amor, aunque lo mantiene oculto para no comprometerla, e incluso corteja a otra dama para no revelarlo.  Esta parte de la canción cuenta un sueño de Dante, premonitorio de la muerte de Beatriz, en el que tiene una visión donde ella, en los brazos de Dante, devora su corazón, que está ardiendo, mientras las lágrimas la envuelven.  De ahí el título “Mira mi corazón”.

El ritmo es muy pausado, comienza muy suave y va incrementando poco a poco, con altibajos, como queriendo mantener el clima, la tensión, y el drama.  En algunos momentos, cuando parece que va a gritar, reprime su dolor.  Nos envuelve y nos conmueve, hace que sintamos la historia, y su final es sostenido en el mismo tono, queriendo que sintamos su dolor.



Nessun Dorma (del italiano, Nadie duerma).-  Es un aria del acto final de la Ópera Turandot, de Puccini.  Ambientada en la China milenaria, cuenta en tres actos la historia de una cruel princesa, Turandot, que en venganza a una antepasada mancillada, decapita a sus pretendientes si no le responden a tres adivinanzas. 

El príncipe Calaf se postula como pretendiente y le responde a los tres enigmas (primer acto) desafiándola a que sea ella la que averigüe su nombre, y de no hacerlo se tendrá que casar con él (segundo acto).  En el tercer y último acto, Turandot ordena que nadie duerma en Pekín hasta que se sepa el nombre del atrevido pretendiente.  Calaf indica su certeza en que los esfuerzos de Turandot por averiguar su nombre, serán en vano, y al alba vencerá y la princesa será suya.

Como curiosidad, esta obra fue estrenada en  La Scala en 1926, e interpretada por la soprano Rosa Raisa y mi paisano el tenor aragonés MiguelFleta.

Os acompaño la letra:

El príncipe desconocido
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
¡También tú, oh Princesa,
en tu fría habitación
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...!
¡Mas mi misterio está encerrado en mí!,
¡Mi nombre nadie lo sabrá! No, no
Sobre tu boca lo diré
(Puccini: Sólo cuando la luz brille)
Cuando la luz brille
(Puccini: ¡No, no, sobre tu boca lo diré!)
¡Y mi beso fulminará el silencio
que te hace mía!

Voces de mujeres
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!

El príncipe desconocido
¡Disípate, oh noche! ¡Ocúltense, estrellas! ¡Ocúltense, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡venceré! ¡venceré!

La primera interpretación de la obra corresponde al maestro Pavarotti, y al final de la entrada os incluyo mi interpretación favorita, que corresponde a la película "El amor tiene dos caras" de 1996, con Barbra Streisand y Jeff Bridges; y cuenta la historia de amor de dos profesores de universidad. Esta película es una joya de la comunicación, ya que las clases de ella eran amenas y divertidas, y siempre tenía el aula llena de alumnos, sin embargo las clases de él eran aburridas y monótonas, así que ella le enseña a comunicar, y los alumnos de él comenzaron a participar y a ir a clase.

El ritmo es muy pausado, ajustándose a la historia que va contando.  Comienza muy suave y va incrementando poco a poco, con altibajos que coinciden con el final de cada acto.  Entre actos maneja muy bien los silencios y prepara al público para el siguiente.  El último acto coincide con la apoteosis final que nos hace estremecer.

Los ritmos son completamente diferentes, y nos pueden ayudar a comprender que nuestro mensaje tiene, como estas obras, un ritmo en si mismo, pero que también hemos de tener en cuenta el contexto, el público, y otras circunstancias que nos lleven a cambiar el ritmo y adecuarlo a la situación para conseguir nuestro objetivo.


 
Recuerde la cita del comienzo, de José Hierro: “El ritmo es lo que hace a la poesía persuasiva y no informativa.”  Así que adecuemos el ritmo a lo que queramos conseguir.