“De hombres es
equivocarse; de locos persistir en el error.”
Marco Tulio Cicerón (jurista,
político, filósofo, escritor y orador romano; 106 a.C.-43 a.C.)
A todos nos ha ocurrido
alguna vez, el meter la pata. Es normal,
como humanos nos equivocamos, pero nuestra reacción ante ese error es lo que va
a dar la medida de nuestra grandeza, o como decía Marco Tulio Cicerón, de
nuestra locura.
Podremos intentar
ocultar el error, o incluso engañar o desviar la atención hacia otras
cuestiones u otras personas. Hasta
podremos echar la culpa a otros de nuestra equivocación. Quien no ha tenido que soportar en sus carnes
el error cometido por su jefe, unas veces siendo consciente de ello y muchas
otras sin que lleguemos a enterarnos.
Pero lo que no es normal, y de ahí su importancia, es
que demos un paso al frente y asumamos nuestro error. Y más raro todavía es que lo hagamos con
tanta elegancia y con tanta gracia como lo ha hecho Canal Sur en estas
navidades.
En esta ocasión os voy a
hablar de las “no campanadas” de Canal Sur.
En las Navidades de este
pasado año 2014, como en todas las anteriores, todas las cadenas de televisión
españolas peleaban por ganar televidentes a la hora de dar las campanadas. Es el momento del año en que los anunciantes
pugnan por ser el último anuncio del año o el primero del siguiente año. De hecho son los anuncios más caros.
Por otra parte, todos
los españoles nos ponemos delante de la televisión con nuestras uvas, para
comernos acompasadamente una uva al son de cada campanada. Pensando quizás, que esta tradición nos va a
ayudar a entrar en el nuevo año con mejor paso, y esperando a la doceava
campanada para besar y abrazar a quien nos acompaña, deseándole un feliz año
nuevo. Muchas expectativas puestas en
estos doce toques de campana.
En esta ocasión Canal
Sur se equivocó y cortó en hasta en dos ocasiones las campanadas. En la primera ocasión solo dio la segunda y
le tercera campanadas, reanudándolo en la novena y así finalizando las
campanadas. Los presentadores ni se
enteraron de lo ocurrido.
Fue el hazmerreír de todas las televisiones, que lo repitieron
sin cesar. Las redes sociales también
ayudaron en la difusión, siendo Twitter el más sensible a este fiasco. Y también en YouTube fue difundido en
diferentes videos, aportando también los propios andaluces (con mucha gracia
por cierto) sus propios vídeos que reflejan su reacción ante tal situación.
Lo sorprendente como os
comentaba fue la reacción de Canal Sur, que con una impecable puesta en escena
y riéndose de ellos mismos, colocó a dos directivos de la cadena para pedir perdón
por escandaloso error y por su repercusión en los andaluces.
El director comercial y
de nuevos proyectos Manuel Jesús Casal (en la parte izquierda del video) y el
presentador y director de “Andalucía directo” Modesto Barragán, que se colocan
ante la cámara como carboneros, encargados de recoger y preparar el carbón, que
en módulos de 20 kg. y de parte del medio millón de televidentes, les han
pedido a los Reyes Magos para que les traigan el día de Reyes.
Además del tono de humor,
la cadena aceptó la dimisión del director de emisiones, José Luis Pereñiguez.
La forma que tuvieron de
arreglarlo fue la siguiente:
1º.- Reconocer su error
y que lo habían hecho mal.
2º.- Pedir perdón a
todos los andaluces y sobre todo a los ciudadanos de Almería.
3º.- Recordar que en 26
años es la primera vez que se equivocaron.
4º.- Ofrecer un regalo,
que será una gran sorpresa que tendrá lugar para el 28 de febrero. Lo hacen en
un sobre rojo, haciendo alusión al anuncio de Navidad sobre la Lotería de
Navidad, que es un impactante mensaje de comunicación emocional, del cual
hablaré en mi próximo post.
5º.- Aprovechar para
ofrecer la próxima retransmisión (Cabalgata de Reyes), y reconocer implícitamente
que no volverá a ocurrir.
6º.- Refuerzan la
comunicación emocional con sus televidentes a través de las últimas palabras
escritas.
Creo que es una obra de
arte, y que se debería enseñar en todas las escuelas de comunicación de todas
las Universidades.
Si os ocurre otra vez,
pensad en esta posibilidad, la de reconocer nuestro error, pedir disculpas y
hacerlo (si es posible) riéndonos de nosotros mismos, recordando nuestra
profesionalidad acreditada, pero dejando claro que no volverá a ocurrir.
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