viernes, 2 de marzo de 2012

Hablar en Público: La claridad en el mensaje.

“Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque ésta sea un simple murmullo.”
         Confucio (pensador chino, 551 a.C.-479 a.C.)

“No veo más que una regla: ser claro. Procuro contar primero con verdad, segundo con claridad lo que pasa en un corazón.”
         Stendhal (escritor francés, 1783-1842)




Cualquier mensaje para que sea entendible debe contener las cuatro “C”: debe ser claro, conciso, concreto y completo.  Esto ya lo habrán escuchado, pero la Claridad, con mayúscula, debe incluir a las otras tres también. 

Dice de la claridad nuestro diccionario de la Real Academia Española que es la “distinción que por medio de los sentidos, y más especialmente la vista y el oído, percibimos las sensaciones, y por medio de la inteligencia, las ideas”.  Y además, si se trata de una claridad meridiana, se referirá a un argumento o razonamiento de muy fácil comprensión.

Pues eso, deberemos hablar con una claridad meridiana para que seamos muy fácilmente comprendidos, tanto en la forma como en el fondo.  En la forma se nos entenderá por medio de la vista y el oído, pero en el fondo será a través de la inteligencia.

Quintiliano explicaba que la “claridad no es decir las cosas de forma que nos puedan entender, sino decirlas de tal manera que no exista la más remota posibilidad de que no nos entienda”.

Lo más fácil será ponernos al nivel mas bajo y hablar de tal forma que todo el mundo nos pueda entender.  Para ello deberemos hablar con frases cortas y sencillas, donde la simplicidad sea el común denominador.

Para llegarnos a hacer entender con claridad existen cinco principios básicos:

1.- Comprender.  Debemos entender el sentido general, el particular, y todos los términos de los que estemos hablando, para poder explicarlos y que sean fácilmente comprensibles por nuestro público.  Si nosotros no lo entendemos, será complicado hacérselo entender a nuestro público.
2.- Palabras sencillas.  Debemos utilizar términos que conozcan todos nuestros oyentes.  Séneca decía que “el lenguaje de la verdad debe ser simple y sin artificios”.  Eliminemos todas aquellas palabras que puedan ser complicadas y difíciles, o demasiado técnicas, y si tenemos que decir algunas siglas o palabras poco familiares, expliquemos su significado diciendo: “como todos ustedes ya saben…”, para que nadie piense que los consideramos tontos.
3.- Hacer entender las cantidades.  Usemos ejemplos, para traducir de lo abstracto a lo concreto.  Procuremos compararlo con magnitudes conocidas.  Y si hablamos de un bosque de 20 hectáreas, podremos explicar que sería aproximadamente como 20 campos de fútbol.  Si por ejemplo hablamos del gasto sanitario público en España, podremos decir que es de 58.466 millones de euros, lo que supone un 71,2% del gasto sanitario total en el país, que asciende a 82.064 millones de euros, y que el gasto sanitario total supone un 8,4% del PIB. 
4.- Naturalidad.- A esta cuestión ya le hemos dado un tratamiento diferenciado, escribiendo un artículo específico.  A modo de resumen diremos que, no debemos emplear palabras rebuscadas y adoptar un tono grandilocuente, bastará con ser nosotros mismos.
5.-  Lenguaje simple. Debemos evitar el lenguaje tecnocrático, ese que habitualmente se utiliza para el engaño o como mínimo para enturbiar el significado, dándole una apariencia de culto.  Un ejemplo son los eufemismos, empleamos frases como flexibilizar plantillas para evitar decir que se despiden a empleados, o la interrupción voluntaria del embarazo para evitar decir que se realiza un aborto, etc.

Y en cuanto a la técnica práctica en cuanto a la escritura, deberemos:
  • Utilizar frases cortas.-  No más de veinticinco palabras entre puntos.
  • Orden gramatical lógico.- Sujeto + Verbo + Complementos.
  • Repetir, y repetir.- Para ser claros, hemos de repetir, reiterar aquello que sea fundamental.
  • Traducir.- Nuestra obligación es que se nos entienda, por lo que hemos de traducir todo aquello que pueda no conocerse, por ejemplo las siglas.  Deberemos redondear las grandes cifras para facilitar su memorización.
  • Usar tiempos verbales cercanos al presente.- Es mejor usar el presente y las formas continuas que los tiempos pasado y futuro.
  • Estilo verbal mejor que el nominal.- Permiten oraciones mas cortas y sencillas de entender.
  • Crear imágenes gráficas.-  A este asunto le dedicaremos un artículo específico.
George Orwell tenía la siguiente norma básica: “hay que escribir del modo más sencillo posible; mejor una palabra simple y corta que una larga; si puedes decirlo con una, no lo digas con dos”.

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