martes, 21 de febrero de 2012

La comunicación en la entrevista de trabajo.

“La gente que sale adelante no es necesariamente la más inteligente, sino la que tiene un mejor conocimiento de la influencia que ejerce sobre los demás y no teme ponerla en práctica. Mientras que sus rivales hablan y hablan, los ganadores ya se han puesto en marcha.”

M.H. McCormack, The 110% Solution (escritor americano, abogado y agente deportivo, 1930-2003)







Solo el hecho de saber que tenemos que afrontar una entrevista de trabajo hace que nos suden las manos y se nos acelere el pulso. Se trata de una situación estresante en la que nos vamos a encontrar solos, y toda nuestra carrera profesional, y nuestra vida, van a depender del resultado esa entrevista.

Y sin embargo, no hacemos nada. Esperamos a que las cosas sucedan, a que nos llamen y nos digan el lugar y hora de la entrevista, a que nos pregunten para poder responder, etc. Pensamos que esto tiene que ser así, y como ocurre en un examen, el profesor pregunta y nosotros respondemos. Adoptamos un rol pasivo, cuando en realidad es el momento de cambiar de actitud y tomar las riendas de nuestra vida siendo proactivos. Ese simple cambio de actitud nos dará seguridad y afrontaremos la entrevista de trabajo desde otra perspectiva.

Por regla general, ni en la Escuela ni en la Universidad dentro de nuestros estudios reglados nos enseñan a como comunicarnos, a como negociar, a como hablar en público, a como ser un líder, etc. Es cuando realizamos un estudio de postgrado, un Máster, cuando comenzamos a aprender otras habilidades, otras técnicas mas prácticas y que son las que de verdad nos van a abrir las puertas de los trabajos, o las de nuestro ascenso profesional.

La más importante, porque es el motor y el denominador común del resto de habilidades, es la Comunicación, como capacidad de relacionarse con los demás y expresarse a través del lenguaje hablado, de los gestos, de nuestro cuerpo, y del lenguaje escrito. Debe aprender las claves de la comunicación para sacar el máximo rendimiento a esta entrevista de trabajo que tanto le preocupa y que es decisiva para usted.

El psicólogo y profesor emérito de UCLA Albert Mehrabian, dice que dentro del proceso de comunicación solo el 7% de la información se atribuye a las palabras, al lenguaje verbal. El lenguaje no verbal supone el 93% restante, y se reparte entre: el 38% a la voz, y el 55% al lenguaje corporal.

Entonces, deberemos cuidar no solo lo que hemos de decir, sino como lo estamos diciendo. Nos comunicamos con todo el cuerpo, y nuestro entrevistador va a saber reconocer nuestro lenguaje corporal, y si entra en contradicción con nuestro lenguaje verbal.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que vamos a tener una única oportunidad de causar la “primera impresión”. Y en ello va a tener una influencia decisiva la primera toma de contacto y el primer minuto de nuestra interacción. Las personas tenemos la costumbre de etiquetarlo todo, de clasificarlo, e inconscientemente también lo hacemos con otras personas, y para ello utilizamos ese primer minuto.

A todos nos ha pasado alguna vez, que nos han presentado a otra persona y sin saber muy bien por qué, nos ha dado mala impresión y decimos que nos ha caído mal. Muchas veces no sabemos muy bien cuál es el motivo o motivos de ello, pero nos cae mal. Posteriormente, si tenemos oportunidad de conocer más a fondo a esa persona, a la cual ya hemos etiquetado, podremos confirmar nuestra primera impresión, o bien, modificar nuestro criterio con respecto a ella.

La primera impresión puede suponer un obstáculo en nuestra entrevista de trabajo, y hacer que antes de comenzar la entrevista propiamente dicha se nos haya descartado. O bien, puede ocurrir todo lo contrario, que esa primera impresión sea tan buena, que otros aspectos profesionales, a priori más importantes, pasen a un segundo plano y se nos tenga en cuenta.

Algunos aspectos logísticos van a tener importancia también, por ejemplo hemos de llegar a tiempo, pues el entrevistador seguro que tiene una agenda muy apretada y no seremos los únicos. Si llegamos tarde estaremos demostrando una falta de respeto y daremos una imagen de persona poco responsable. Y además, dispondremos de menos tiempo para nuestra entrevista. Asegúrese de conocer el lugar y procure hacer el recorrido antes y a la misma hora, para calcular el tiempo que le va a costar llegar, y procure llegar con tiempo.

Hemos de “tener presencia”. De la misma forma que un artista o un crítico de arte reconoce la presencia de un cuadro en una sala llena de cuadros, y que él entiende que es la capacidad de ese cuadro de llamar la atención hacia él, nosotros hemos de mostrar esa presencia. No se trata solo del aspecto físico, sino de lo que proyectamos de nuestra personalidad. Deberemos habernos vestido de forma adecuada y pulcra para la ocasión. Deberemos caminar erguidos y mostrando seguridad en nuestros pasos.

La forma de acceder al recinto, pues ya se nos está observando, y la forma de dar la mano va a ser el inicio del contacto con nuestro entrevistador. Mostremos en todo momento seguridad y confianza en nosotros mismos. Esperemos a que nos ofrezcan la mano y démosla con firmeza sin apretar demasiado, bastará un ligero apretón. Evitemos esas manos frías, húmedas y escurridizas que hacen que parezca que estamos cogiendo una anguila con la mano.

En los negocios siempre de usted. En nuestra comunicación con nuestra familia, amigos, profesores, y con todo el mundo, siempre nos hemos tuteado, y quizá no hayamos tenido la oportunidad de utilizar el usted. Pues bien, cuando se presente siempre debe tratar a su entrevistador de usted. Practíquelo, porque es muy importante. No debe abandonar el usted, salvo que su interlocutor así se lo indique, y aunque sea amable y le de confianza, no se la tome y piense que quizá está probando hasta que punto usted sabe tomarse confianzas y cuando debe parar. Así que sea precavido, mantenga la tensión, y piense lo que se está jugando.

No olvide los nombres. Muchas veces nos ocurre que nos olvidamos del nombre de quien nos están presentando en ese mismo momento, y esto es debido a que no estamos prestando atención. Esto no nos puede ocurrir en una entrevista, independientemente del tuteo o del usted, debemos llamar por su nombre de pila o por su apellido, según se nos presente, a quien nos está entrevistando. Queda muy mal que después de que le hayan presentado a una persona le diga: “perdone, como ha dicho que se llamaba…”. Bastará que cuando esté dando la mano, y mientras se le presenta el entrevistador, repita su nombre en voz alta, simplemente diciendo: “Encantado Sr. (Apellido).”, ó “Es un placer (Nombre).”

En todo momento, mientras esté hablando con el entrevistador, debe mirarle a los ojos. Si se trata de varios entrevistadores, debe ir cambiando la mirada entre ellos, y si se dirige a uno solo, debe mirarle únicamente a él. Es la forma de conectar con nuestros interlocutores. Esa mirada no debe ser una mirada incisiva o analítica, sino simplemente para reforzar lo que estamos diciendo. Y además, debe ir acompañada de una sonrisa.

Hemos de practicar nuestra presentación. Dado que es el momento más importante, pues influirá en esa primera impresión, además de decir el nombre, hemos de tener preparadas varias contestaciones sobre nosotros mismos, y utilizar la que en cada momento creamos es la más apropiada.

Hemos de saber que las entrevistas son algo que se puede predecir y por tanto se pueden controlar. Hemos de investigar sobre la empresa y el puesto a los que nos presentamos. Prepárese las preguntas que le pueden realizar y contéstalas de la forma más adecuada, intentando proyectar una imagen positiva de si mismo, e intentando cambiar el tono y la entonación para no parecer monótono. Es posible que le pregunten de forma diferente lo mismo, a lo que debe contestar aportando más información. Practique las respuestas frente al espejo y con otra persona para que le comente su impresión, e incluso puede grabarlas y verse a sí mismo.

No se trata de engañar sobre las respuestas, todo lo contrario, debemos ser veraces en todo momento. De lo que se trata es de preparar la prueba para eliminar la ansiedad, el miedo y el error.

Nunca de voluntariamente ninguna información negativa sobre usted mismo. Si le preguntan sobre errores pasados, puntos débiles o cualquier información negativa, ponga el ejemplo menos comprometido y automáticamente apunte la solución que dio para corregirlo. Todos nos equivocamos, así que si dice que no se ha equivocado nunca, estará mintiendo. Preste atención a los detalles para saber lo que el entrevistador está preguntando y dígalo. El entrevistador querrá saber los hechos y experiencias reales, no lo defraude.

El candidato ideal para el entrevistador será: maduro y responsable, competente, formado y con experiencia, con alta capacidad de comunicación, emprendedor, capaz de trabajar solo y en equipo, leal, física e intelectualmente sano, que se pueda trabajar a gusto con él, de integridad moral y ética, y automotivado. No intente ser otra persona, sea usted mismo, pero resalte aquellas facetas de usted que sean importantes para el puesto y para la empresa.

Hay tres tipos básicos de personas: las que consiguen que las cosas pasen, las que observan lo que pasa y las que se preguntan que es lo que pasa. Sea usted de los primeros, y convierta su entrevista de trabajo en una oportunidad para cambiar su vida. Suerte.

1 comentario:

  1. Muy interesante su artículo. Algunas cosas ya las conocía, pero otras no. Lo releeré cuando tenga mi próxima entrevista de trabajo.
    Un saludo

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