jueves, 9 de febrero de 2012

El poder del lenguaje.

“Cuidado con los pensamientos: se convierten en palabras;
cuidado con las palabras: se convierten en acciones;
cuidado con las acciones: se convierten en hábitos;
cuidado con los hábitos: se convierten en carácter;
cuidado con el carácter: se convierte en tu destino.”
Frank Outlaw





La característica más poderosa, peligrosa y subversiva de los hombres es el lenguaje. Se trata de
renovar la mente de otras personas y te permite implantar un pensamiento de tu mente directamente en la mente de otra persona, y ellos pueden hacerte lo mismo, sin necesidad de realizar una cirugía.

Cuando estamos hablando, estamos utilizando una forma de telemetría no muy diferente del control remoto de la TV. La única diferencia es que el mando de la TV utiliza la luz infrarroja y el lenguaje utiliza sonidos diferenciados para modificar los ajustes dentro del cerebro de otra persona de acuerdo con sus intereses.

El poder subversivo del lenguaje ha sido reconocido durante años y se ha censurado, mediante libros que no se pueden leer, frases que no se pueden usar, y palabras que no se pueden decir.

La historia de la Torre de Babel en La Biblia es una fábula y una advertencia acerca del poder del lenguaje. En ella, los humanos fueron tan vanidosos al pensar que al usar el lenguaje para trabajar conjuntamente podrían construir una torre que los llevaría hasta el cielo. Y Dios, enfadado por ese intento de usurpar su poder, destruyó la torre y para asegurarse de que no se reconstruiría, dispersó a las personas dándoles diferentes idiomas, y les confundió con los idiomas.

Esto nos lleva a la conclusión de que los idiomas existen para evitar que nos comuniquemos.

Este poder del lenguaje únicamente lo tenemos los humanos. Los chimpancés, utilizan herramientas para su alimentación pero no tienen lo que los psicólogos llaman el “aprendizaje social”, esto significa que no tienen la capacidad de aprender de los demás, copiando, imitando, o simplemente mirando. Por lo tanto, no pueden mejorar las ideas de los demás ni aprender de los errores de otros, ni sacar provecho de la sabiduría de otros. Y por eso hacen siempre lo mismo, una y otra vez.

El homo erectus hizo exactamente lo mismo. Evolucionó desde la sabana africana hace dos millones de años y durante un millón de años, 40.000 generaciones, hicieron exactamente las mismas hachas y utensilios para cazar.

Tampoco está claro que los Neandertales tuvieran aprendizaje social, aunque sus herramientas eran más complicadas pero mostraban poco cambio en los casi 300.000 años que vivieron en Eurasia.

Pero nosotros comparando, observando, imitando, podemos aprender de otras personas lo que podemos hacer. Y esto hace que podamos decidir la mejor opción entre muchas opciones. Podemos sacar provecho de la sabiduría de otros, y acumular nuestras ideas y hacer que nuestra tecnología evolucione.

Los antropólogos lo llaman la “adaptación cultural acumulada” y es responsable de todo lo que está a nuestro alrededor. El mundo ha cambiado de una forma no proporcional desde hace 1.000 o 2.000 años.

Este aprendizaje social creó un dilema social y evolutivo, cuya resolución crearía no solo el futuro de nuestra psicología, sino también el del mundo entero. Y lo más importante de esto es que nos diría por qué tenemos un lenguaje.

Este dilema surgió porque el aprendizaje social es un robo visual de las ideas y hace que unos se beneficien de los esfuerzos de otros sin ningún esfuerzo. Por eso mismo algunos ocultan sus ideas, para que no se las roben.

Sin embargo hace 200.000 años, cuando surgió nuestra especie y adquirió el aprendizaje social, supuso el comienzo de nuestra historia, y se enfrentó al dilema de cómo actuar ante ese robo de ideas. La primera opción era restringirlo al ámbito familiar, lo cual hubiese sido de un recorrido muy corto. La segunda opción, la que tomamos, era desarrollar los sistemas de comunicación que nos permitirían compartir ideas y cooperar con otros.

El lenguaje evolucionó para resolver la crisis del robo visual y abrió la esfera de la cooperación. El lenguaje es una tecnología social para mejorar los beneficios de la cooperación; para llegar a acuerdos, cerrar tratos y coordinar nuestras actividades.

Hasta los actos de intercambio más simples en los que nos involucramos son completamente dependientes del lenguaje. Una vez que tenemos el lenguaje, podemos juntar nuestras ideas y cooperar para tener una prosperidad que no podíamos tener antes de adquirirlo. Por eso nuestra especie ha prosperado más que cualquier otro animal.

El lenguaje es la voz de nuestros genes. Al evolucionar el lenguaje, hicimos algo extraño, casi estrafalario, desarrollamos miles de lenguajes diferentes mientras nos esparcíamos por el mundo. Y la mayor densidad de lenguas se encuentra precisamente donde la gente está más
concentrada.

Así que, no solo utilizamos el lenguaje para cooperar, sino para dibujar círculos alrededor de nuestros grupos cooperativos y para establecer identidades, y para proteger nuestro conocimiento, sabiduría, y habilidades de los intrusos.

Bien, esa tendencia natural al aislamiento, a no ser sociales, se estrella de cabeza en el mundo moderno. Nuestro mundo moderno se comunica consigo mismo y con el resto, más de lo ocurrido en cualquier momento del pasado, y esa globalización ahora genera un problema, porque los diferentes lenguajes suponen una barrera a la cooperación.

Donde mejor lo podemos comprobar es en la Unión Europea, cuyos 27 países miembros hablan 23 idiomas oficiales, y que está empleando más de mil millones de euros anuales en su traducción, y emplea mas de 2.500 traductores.

Entonces, si el lenguaje es la solución para la crisis del robo visual, si de verdad es el conducto de nuestra cooperación, la tecnología que nuestra especie obtuvo para promover la libre circulación e intercambio de ideas, ¿en nuestro mundo moderno y globalizado podemos permitirnos tener tantas lenguas diferentes?

Puede ser inevitable que tengamos que enfrentarnos a la idea de que nuestro destino es ser un mundo con un solo idioma.

7 comentarios:

  1. y si pudiéramos dándole una vuelta el lenguaje...

    Aprovecha tus mejores pensamientos: se convierten en palabras;
    Aprovecha tus mejores palabras: se convierten en acciones;
    Aprovecha tus mejores acciones: se convierten en hábitos;
    Aprovecha tus mejores hábitos: se convierten en carácter;
    Aprovecha tu mejor carácter: se convierte en tu destino.”

    ??

    un saludo. Buena reflexión!!

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    1. Con respecto a tus comentarios, son las dos caras de la misma moneda, el aspecto negativo y el que tu propones, el positivo.

      Muchas gracias.

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  2. Enhorabuena por el blog, es muy preferible pensar y reflexionar, que consumir la vida con patéticos canales de televisión.

    Siempre he dicho que la información correcta evita muchos errores, sin comunicación no existimos, comunicar es vivir, ¡vive Juanjo, vive!

    Joan Castells
    depinyolvermell@blogspot.com (Actividades en Palma, en catalán)

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    1. Joan, querido amigo. Cuanto tiempo sin saber de tí.

      Me gusta tu blog, aunque como ya sabes no soy valenciano parlante, y aunque no hablo el mallorquín, si lo entiendo.

      Gracias por todos tus comentarios, y recibe un fuerte abrazo.

      Juanjo

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    2. "Los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje", o algo así, porque cito de memoria, dijo Wittgestein...¡qué razón tenía!
      Tanta gente ocupada en aprender a manejar tantas herramientas, y tan poca intentando perfeccionar la herramienta más importante de todas, la llave maestra que nos abre las demás puertas, el lenguaje.

      Le deseo lo mejor a este blog y a su autor. Lástima que no tuviésemos más oportunidades de hablar en el pasado, aunque nunca se sabe lo que nos deparará el futuro. Un abrazo, Juan José.

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    3. Muchas gracias por el apoyo.

      El futuro los estamos construyendo hoy, no esperes a que venga, ni lo que te depare, escribelo tu mismo, ahora, en este preciso intante. (Yo mismo).

      Un abrazo.

      Juanjo

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    4. Es posible que estemos abocados a un mundo en el que se utilice un solo idioma pero, sinceramente, lo dudo. De ser así, el proceso requeriría de muchísimas generaciones, y no lo verán nuestros ojos ni los de nuestros descendientes por siglos. Sería necesario un acuerdo planetario total (imposible, somos seres humanos y nos gusta discutir), o un totalitarismo planetario total (imposible, somos seres humanos y no nos gusta obedecer).
      Desaparecen idiomas muy minoritarios, dialectos casi, de zonas recónditas de pueblos atrasados. Mas no por eso me parece probable que puedan desaparecer idiomas principales como el español, el inglés, el chino, el árabe o el alemán. Por el idioma ha habido y habrá guerras: como decíamos, el mundo de los individuos es aquel que pueden aprehender con su lengua y su lenguaje. Nadie se deja arrebatar su mundo sin luchar.
      Un saludo, Juanjo

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